PACIFISMO BURGUÉS Y PACIFISMO REVOLUCIONARIO |
MARX: DIALÉCTICA, HISTORIA Y COLONIALISMOS |
HISTORIA DEL MARXISMO:CLASE 1-INTRODUCCIÓN |
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sábado, 30 de enero de 2016
Armas españolas a Arabia Saudí, armas para la guerra y la represión
Desde el Centro Delàs queremos expresar nuestro rechazo y preocupación sobre la posible venta de cinco corbetas Avante 2200 por parte de la empresa española Navantia a la armada de Arabia Saudí. Denunciamos el riesgo de que estas corbetas puedan ser utilizadas para estrechar el bloqueo naval al que la coalición de países liderada por Riad ha sometido a Yemen des de Marzo de 2015, con consecuencias catastróficas para su población. Un hecho que supone por parte del Estado español una clara violación del derecho humanitario y la legislación nacional sobre exportaciones de material de defensa y doble uso, además de la normativa europea y el Tratado internacional sobre el Comercio de Armas. Los criterios susceptibles de no ser respetados en las transferencias de armas a Arabia Saudí son: el criterio 2, por la vulneración del derecho internacional humanitario y la comisión de graves violaciones de derechos humanos; el 4 por contribuir a agravar la situación regional; y el criterio 7 por el riesgo manifestó de desvió en el uso, al poder ser utilizado para cometer violaciones de derechos humanos o perpetrar crímenes de guerra en Yemen o por su posible reexportación a otros conflictos como el de Siria.
Aprovechamos también para recordar que el Estado español es precisamente uno de los principales suministradores de armamento al régimen saudí, a través de empresas como Navantia que además es de titularidad pública De hecho, durante los últimos años, Arabia Saudí se ha consolidado como uno de los principales compradores de armas fabricadas en el Estado español, con un volumen total de compras de 744 millones entre 2010 y 2014. Últimamente, en el periodo 2010-2014, Riad se ha situado como el tercer principal comprador de armas españolas, con un 10% de las exportaciones totales.
En el 2015 el volumen de ventas de armas producidas por empresas españolas al régimen saudí se ha disparado, con 447,6 millones de euros durante el primer semestre del año, una cifra que supone un 26% de todo el material de defensa exportado por el Estado español en ese periodo.
Arabia Saudí es socio preferente de España en los países del Golfo, pero también uno de los principales importadores mundiales de armamento y potencia militar en los conflictos de Oriente Próximo, suministrando armamento al régimen sirio e interviniendo con ataques aéreos en el Yemen, causando muertes civiles. Y eso sin olvidar las graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos en el país. Por último, exigimos el fin de todos los contratos de venta de armamento con Arabia Saudí, como han hecho por ejemplo Bélgica y Suecia, y con todos los demás clientes de la industria armamentística española en el Golfo Pérsico, involucrados en conflictos militares y/o hayan cometido violaciones de derechos humanos como los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar o Bahréin.
Un mundo más seguro no se construye llenando de armas una de las zonas más convulsas del planeta.
Centre Delàs d’Estudis per la Pau
Un año después, Syriza ha vendido su alma por poder
Hoy se cumple [25 de enero] un año desde que un gobierno de izquierda radical fue elegido en Grecia; su joven y dinámico primer ministro, Alexis Tsipras, prometió un golpe decisivo contra la austeridad. Yanis Varoufakis, el poco convencional Ministro de Finanzas, llegó a Londres poco después de la victoria y causó un gran impacto en los medios. Aquí había un gobierno que ignoraba las convenciones burguesas y estaba buscando pelea. Las expectativas eran altas.
Un año después, el partido Syriza está aplicando fielmente las políticas de austeridad. Se ha purgado la ala izquierda del partido y Tsipras ha desechado su radicalismo para mantenerse en el poder a toda costa. Grecia ha sido abatida.
¿Por qué terminó así? Un mito propagado por algunos círculos mediáticos sugieren que los radicales sufrieron un golpe de Estado compuesto por políticos conservadores y funcionarios de la UE, decididos a eliminar cualquier riesgo de contagio. Syriza fue superada por los monstruos del neoliberalismo y el privilegio. Aún así, peleó una buena batalla, y tal vez incluso sembró las semillas de la rebelión.
La realidad es muy diferente. Hace un año la dirección de Syriza estaba convencida que si se rechazaba un nuevo plan de rescate, los prestamistas europeos serían afeados por un descontento político y financiero generalizado. Los riesgos para la zona euro eran, se presume, mayores que los riesgos de Grecia. Si Syriza negociaba duro, se ofrecería un "compromiso de honor" que relajara la austeridad y aligerara la deuda nacional. El autor intelectual de esta estrategia fue Varoufakis, y fue ávidamente adoptada por Tsipras y la mayor parte de la dirección de Syriza.
Los críticos bien intencionados señalaron reiteradamente que el euro tenía un conjunto rígido de instituciones con su propia lógica interna y que simplemente rechazarían las demandas que apostaran por abandonar la austeridad y amortizar la deuda. Por otra parte, el Banco Central Europeo estaba preparado para restringir la provisión de liquidez a los bancos griegos, estrangulando su economía y al gobierno de Syriza. Grecia no podría negociar con eficacia sin un plan alternativo, incluyendo la posibilidad de salir de la unión monetaria, ya que la creación de su propia liquidez era la única manera de evitar el bloqueo del BCE. Esto no sería nada fácil, por supuesto, pero al menos habría ofrecido la opción de hacer frente a las condiciones catastróficas de rescate de los prestamistas. Desafortunadamente, Tsipras y buena parte de la dirección de Syriza no quiso saber nada de esta opción.
La respuesta de los políticos de la UE a Syriza fue el desconcierto, la frustración y una escalada de hostilidad.
La naturaleza desastrosa de la estrategia de Syriza quedó clara ya el 20 de febrero de 2015. Los políticos europeos obligaron al nuevo gobierno griego a estar de acuerdo con la meta de los superávits presupuestarios, a implementar "reformas", a cumplir todas las obligaciones de deuda total y desistir de utilizar los fondos de rescate existentes para cualquier otro propósito que no fuera el apoyo a los bancos. La UE cerró poco a poco el grifo de liquidez del Banco Central Europeo, y se negó a darle un centavo de apoyo financiero adicional hasta que Grecia obedeciera.
Las condiciones en el país se hicieron cada vez más complicadas ya que el gobierno liquidó las reservas de liquidez, los bancos se quedaron secos, y la economía apenas avanzaba. En junio Grecia se vio obligada a imponer controles de capital y dar vacaciones a sus bancos. Syriza hizo un último intento en julio, Tsipras convocó un referéndum sobre un nuevo y duro programa de rescate. Sorprendentemente, y con gran valentía, el 62% de los griegos votaron negativamente a la propuesta de rescate. Tsipras había hecho campaña para su rechazo, pero cuando el resultado llegó se dio cuenta que en la práctica, eso significaba salir del euro, para este escenario su gobierno no había hecho preparativos serios. A grandes rasgos habían "planes" para una moneda paralela, o un sistema bancario paralelo, pero esas ideas de aficionados no eran de ninguna utilidad estando ya a un minuto para la medianoche. Por otra parte, el pueblo griego no había sido preparado para esta situación y Syriza como partido político apenas funcionaba por su base. Por encima de todos, Tsipras y su círculo se comprometieron personalmente por la permanencia en el euro. Frente a los resultados catastróficos de su estrategia, se rindieron abyectamente a los prestamistas.
Desde entonces, ha adoptado una dura política de superávits presupuestarios, aumentado los impuestos y vendiendo los bancos griegos a fondos especulativos, privatizando aeropuertos y puertos marítimos, y ahora está a punto de recortar las pensiones. El nuevo plan de rescate ha condenado a Grecia a estar atrapada en una profunda recesión y a un declive a largo plazo, ya que las perspectivas de crecimiento son pobres, los jóvenes más preparados están emigrando y la deuda nacional pesa demasiado.
Syriza es el primer ejemplo de un gobierno de izquierdas que no ha dejado simplemente de cumplir con sus promesas, sino que también ha adoptado por lo general el programa de la oposición. Su fracaso ha reforzado la percepción de toda Europa que la austeridad es la única vía posible y que nada puede cambiar. Las consecuencias son graves para varios países, entre ellos España, donde Podemos está llamando a la puerta del poder.
Syriza no fracasó porque la austeridad es invencible, ni porque el cambio radical es imposible, sino porque, desastrosamente, no estaba dispuesta y ni preparada para soportar un desafío directo con el euro. El cambio radical y el abandono de la austeridad en Europa requieren de una confrontación directa con la propia unión monetaria. Para los países más pequeños, esto significa prepararse para salir, para los países centrales significa aceptar cambios decisivos en unos acuerdos monetarios disfuncionales.
Esta es la tarea que nos espera y la única lección positiva de la debacle Syriza para la izquierda europea.
Costas Lapavitsas
viernes, 29 de enero de 2016
La OTAN sigue extendiéndose
La ampliación de la OTAN
cumple dos funciones. Por un lado, cercar a Rusia y garantizar que los
europeos del este no se unan a ella. Por otro lado, preparar la
ampliación de la Unión Europea de manera que esta última no sea capaz
de desempeñar un papel político sino exclusivamente económico.
La absorción de Montenegro es la siguiente etapa.
La
decisión «histórica» del Consejo del Atlántico Norte de invitar
Montenegro a iniciar el proceso para convertirse en el miembro número 29
de la alianza atlántica constituye un nuevo paso en la estrategia de
Estados Unidos y la OTAN para cercar a Rusia.
¿Qué
importancia tiene para la OTAN Montenegro, el último de los Estados (desde
2006) formados como resultado del desmembramiento de la Federación Yugoslava,
destruida por la propia OTAN mediante la infiltración y la guerra?
Para
responder esa pregunta basta con mirar un mapa.
Más
pequeño que la región italiana de Apulia –a sólo 200 kilómetros del otro
lado del Adriático– y con apenas 630 000 habitantes –la sexta parte
de la población de Apulia–, la posición estratégica de Montenegro es
extremadamente importante. Tiene fronteras con Albania y Croacia (ya
miembros de la OTAN), con Kosovo (de hecho ya prácticamente miembro
de la OTAN), con Serbia y con Bosnia-Herzegovina (socio de
la OTAN). Tiene dos puertos, Bar y Porto Montenegro, utilizables
ambos con fines militares hacia el Mediterráneo. Fue en el segundo de
estos puerto donde hizo escala, en noviembre de 2014, el portaviones
italiano Cavour.
Montenegro
resulta estratégicamente importante como depósito de municiones y de material
de guerra en general. Hay en su territorio 10 grandes búnkeres
subterráneos construidos en tiempos de la Federación Yugoslava,
instalaciones donde aún quedan más 10 000 toneladas de munición
antigua por liquidar o por exportar. También hay en Montenegro hangares
fortificados para la aviación, que fueron bombardeados por la OTAN
en 1999. A la restructuración de esas instalaciones están dedicándose
desde hace tiempo millones de dólares y parte de ese dinero viene de la Unión
Europea. De esa manera, la OTAN tendrá en Montenegro búnkeres donde,
después de la modernización, podrá almacenar enormes cantidades de municiones,
incluso nucleares, así como hangares para sus cazabombarderos.
Montenegro,
cuya incorporación a la OTAN es ya prácticamente un hecho, es también candidato
a entrar en la Unión Europea, 22 de cuyos 28 miembros
son también miembros de la OTAN, bajo el mando de
Estados Unidos.
Un
papel importante en el acercamiento de Montenegro a la OTAN ha sido el de
Federica Mogherini, quien visitó Montenegro como ministra de Exteriores
de Italia en julio de 2014. En aquel momento, Mogherini
recordaba que «la política de ampliación es la clave del éxito de la
Unión Europea –y de la OTAN– en la promoción de la paz, de la democracia y de
la seguridad en Europa» y felicitaba al gobierno montenegrino por su «historia
de éxito». Así hablaba Mogherini del gobierno encabezado por el primer
ministro Milo Dukanovic, un individuo al que la propia Europol (la policía de
la Unión Europea) cuestionó en 2013 porque Montenegro se ha convertido
en importante vía de tránsito del tráfico de droga proveniente de
Afganistán (donde opera la OTAN) hacia Europa y en el más importante
centro de lavado de dinero. Esta «historia de éxito» es muy similar a la
de Kosovo, que demuestra que hasta el crimen organizado puede ser
utilizado con fines estratégicos.
Veamos
un recuento de la expansión de la OTAN hacia el este:
En 1999, la OTAN absorbe los 3 primeros países del desaparecido Pacto de Varsovia: Polonia, la República Checa y Hungría.
En 2004, la OTAN se extiende a otros 7: Estonia, Letonia, Lituania (3 Repúblicas ex soviéticas), Bulgaria, Rumania, Eslovaquia (ex miembros del Pacto de Varsovia) y Eslovenia (antiguamente parte de Yugoslavia).
En este momento, a pesar de la fuerte oposición interna, duramente reprimida, se trata de absorber Montenegro, que precedería a otros «países aspirantes», como Macedonia, Bosnia-Herzegovina, Georgia, Ucrania y otros más a quienes que se les deja «la puerta abierta».
En 1999, la OTAN absorbe los 3 primeros países del desaparecido Pacto de Varsovia: Polonia, la República Checa y Hungría.
En 2004, la OTAN se extiende a otros 7: Estonia, Letonia, Lituania (3 Repúblicas ex soviéticas), Bulgaria, Rumania, Eslovaquia (ex miembros del Pacto de Varsovia) y Eslovenia (antiguamente parte de Yugoslavia).
En este momento, a pesar de la fuerte oposición interna, duramente reprimida, se trata de absorber Montenegro, que precedería a otros «países aspirantes», como Macedonia, Bosnia-Herzegovina, Georgia, Ucrania y otros más a quienes que se les deja «la puerta abierta».
Al
extenderse hacia el este, acercarse cada vez más a las fronteras
de Rusia con sus bases militares y tropas, así como con
su armamento nuclear, la OTAN abre en realidad la puerta a
todo tipo de escenarios catastróficos para Europa y el mundo.
por Manlio Dinucci
domingo, 24 de enero de 2016
La hidroeléctrica El Quimbo: un desastre anunciado en Colombia
El Gobierno de Colombia, a través
del Consejo Nacional de Política Económica y Social -Conpes- del 2008, definió
la construcción de varias hidroeléctricas en diferentes lugares del país y al
mismo tiempo determinó el sistema de financiación. Autorizó por tiempo
indefinido a la empresa que antes era colombo española Emgesa, (antes filial de
Endesa, ahora de la multinacional italiana Enel) para que con sus recursos
propios y para su único y exclusivo beneficio, construya la central
hidroeléctrica El Quimbo enmarcada por el Plan 2019 o Visión Colombia II
Centenario, cuyas bases son la confianza inversionista y la seguridad
democrática.
El proyecto está localizado en el
sitio geográfico encañonado denominado "El Quimbo", a 1.300 metros,
aguas arriba, de la desembocadura del Río Páez sobre el Río Magdalena, al sur
del embalse de Betania, en jurisdicción de los Municipios de Gigante, Garzón,
El Agrado y Altamira del Departamento del Huila, Colombia. Inundó 8.586
hectáreas (has.) de las cuales el 95% hacen parte de la Reserva Forestal
Protectora de la Amazonía y del Macizo Colombiano, sin la restitución de la
actividad productiva (5.300 has) la mayoría vinculadas a 8 empresas
comunitarias en plena producción agropecuaria, (cacao, sorgo, maíz, arroz) por
un valor de 11 millones de dólares anuales. Se destruyeron 842 hectáreas de
bosque ripario y tropical seco y las epifitas, poblaciones de peces que son
básicos para la seguridad alimentaria, especies de aves, de reptiles y tres
especies de mamíferos en severo peligro: la pacaraná, el mono nocturno de manos
grises y la nutria neotropical. Se afectó el patrimonio nacional, calculado en
el 2012 por la Contraloría en 120 millones de dólares. Se inscribieron cerca de 30.000
víctimas para un nuevo censo que ordenó la Corte Constitucional, sin ser
reconocidas por Emgesa, de las cuales 3.000 han sido desplazadas.
La obra es la primera que se
vende bajo el esquema de subasta por cargo de confiabilidad, que significa que
a Emgesa se le garantiza “un ingreso fijo independiente de su participación
diaria en el mercado mayorista asignado por un período de 20 años, reduciendo
así el riesgo de su inversión”, pago que se suma a la factura de los usuarios.
La Asociación de Afectados por el
Proyecto Hidroeléctrica El Quimbo -Asoquimbo- ha demostrado que el problema se
originó en el desconocimiento por parte del Gobierno del presidente Alvaro
Uribe de la declaración como no viable el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo en
1997. Sin embargo, en el año 2007 subastó el Proyecto a Emgesa y declaróque El
Quimbo “No requería de la presentación de Diagnóstico Ambiental de Alternativas
y otorgó Licencia Ambiental en 2009.
Seis años después de expedida la
Licencia los hechos demuestran que los daños económicos, sociales, ambientales
y culturales son irreparables como se advirtió desde un comienzo cuando se
sustentó que el proyecto era inviable fundamentalmente por dos razones: La
primera, porque no existía justificación técnica para “la desproporción entre
el área de inundación y la poca generación de electricidad”. El proyecto El
Quimbo necesita 20 hectáreas de embalse para instalar una unidad de potencia de
energía (Gigawatio), mientras una hidroeléctrica en cualquier otro lugar de
Colombia apenas necesitaría dos hectáreas. La segunda, por la afectación
estructural del área productiva, no es conveniente que se inunden las mejores
tierras con vocación agrícola de la región y sería imposible restituir la
actividad productiva en la zona.
Lo que hoy ocurre con las
afectaciones ambientales que reconocen expertos, había sido advertido
desde el 2013 por el científico Kashyapa A. S. Yapa (Ph.D. en Ing. Civil – UC
Berkeley) en su Informe titulado ¿Es “El Qimbo” técnicamente viable? en
cuya parte introductoria señala que “Hemos analizado en detalle los documentos
públicamente disponibles sobre el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo que sigue
construyendo Emgesa, y encontramos varias falencias graves en el documento que
sirvió de base para la aprobación de la licencia ambiental para su
construcción, la evaluación de impacto ambiental (EIA). También observamos que
EMGESA ha hecho cambios sustanciales a su propuesta de manejo del embalse El Quimbo,
después de recibir la licencia, sin ningún pronunciamiento de las autoridades
pertinentes”. Más adelante señala que “La mayor preocupación ambiental del
proyecto El Quimbo es justamente eso: la falta de oxígeno y sus bajas
temperaturas en el fondo del embalse no solamente destruiría su vida acuática,
sino también la del río abajo y en La CHB. Y el EIA desecha estas
preocupaciones, aplicando dudosamente datos de un modelo, incapaz de modelar
situaciones reales”. El estudio fue entregado oportunamente a la
Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y a la Autoridad Nacional de
Acuicultura y Pesca.
El estudio contratado por Emgesa
a petición de la ANLA, en 2014, sobre el Modelo Eco-hidrológico integrado del
complejo Quimbo-Rio Magdalena-Betania realizado por el Grupo de Limnología
Amazónica de la Universidad Nacional de Colombia coordinado por Santiago Duque,
con el fin de evaluar los posibles impactos ambientales que generará el embalse
de El Quimbo, una vez se inicie el proceso de llenado, señala en una de sus
conclusiones que “las condiciones de aportes de nutrientes de la cuenca del
Magdalena y la descomposición del área a inundar tendrán niveles de eutrofización
en las aguas del futuro embalse de El Quimbo” por lo que dentro de las
recomendaciones que enviaron está el hecho de que “la biomasa debe ser retirada
en su totalidad del vaso del embalse para minimizar los impactos ambientales
adversos y evitar la degradación en la calidad del agua y el río Magdalena”.
Emgesa, con el aval de la ANLA,
procedió al llenado del embalse sin tener en cuenta las recomendaciones
anteriores y cuando aún no había concluido el estudio que contrató.
Posteriormente, el Gobierno decretó la generación de energía por encima de
orden judicial que había impuesto medida cautelar de suspensión de la misma
mientras se retiraba la biomasa del vaso del embalse, orden que tumbó la Corte
Constitucional.
El gobierno logró mediante Acción
de Tutela que el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado con Funciones
de Conocimiento Neiva, resolviera “Autorizar a Emgesa, como medida transitoria,
y hasta que el Tribunal Contencioso Administrativo del Huila decida de fondo
sobre el levantamiento o no de la medida cautelar decretada, la generación
inmediata de energía en el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo, decisión que ha
sido cuestionada por expertos y comunidades afectadas al considerar que
obedeció a las presiones gubernamentales y no a criterios técnicos.
La Corporación Autónoma del Alto
Magdalena -CAM- había conceptuado ante el Juzgado que "en el periodo
comprendido entre el 16 de noviembre y el 16 de diciembre, cuando se generó
energía en la hidroeléctrica, los valores del parámetro de oxígeno disuelto,
criterio de calidad admisible para la preservación de la flora y fauna
acuática, estuvieron por debajo del límite permisible a la salida de la represa
El Quimbo y a la entrada del embalse de Betania”. Según Carlos Alberto Cuéllar,
director de la CAM, tras un análisis de la operación de la hidroeléctrica se
halló que los niveles de oxígeno disuelto se registraron por debajo de los 4
miligramos por litro, una cifra preocupante si se tiene en cuenta que a esa
altura el río jamás había presentado indicadores inferiores: “la situación
genera un riesgo potencial muy elevado a la producción piscícola. Además, el
tema del turbinado no necesariamente genera una oxigenación del agua como se ha
querido creer”.
Santiago Duque, experto en
recursos hídricos de la Universidad Nacional señaló que es alarmante la
incertidumbre que hay sobre los indicadores de calidad del agua de El Quimbo:
“Hay un nuevo escenario y se deben conocer los datos técnicos para tomar la
decisión de reactivar la hidroeléctrica”. “Por la alta eutrofización de las
aguas, es decir, el enriquecimiento con nutrientes como nitrato y fósforo de
este embalse, se pueden afectar las condiciones mínimas para que
sobrevivan las cerca de 19.000 toneladas de peces que se alojan en el
embalse multipropósito de Betania, donde llegan las aguas de El Quimbo”.
El Diario del Huila, en su
edición del 16 de enero, titula“Juez que reactivó El Quimbo será magistrado en
Bogotá”. Víctor Hugo Rubiano Macías había ordenado “la generación inmediata de
energía de la represa El Quimbo, después que la Corte Constitucional anuló un
decreto presidencial que le permitía la actividad a la represa y al mismo
tiempo ordenó darle cumplimiento a la medida cautelar del Tribunal Contencioso
Administrativo del Huila”. En el mismo fallo el togado también decidió “no
acceder a las pretensiones de los pescadores artesanales de los municipios de
Gigante, Hobo, Campoalegre y otros, negándoles los derechos como afectados por
El Quimbo”.
Desde el 10 de enero, cuando
Emgesa reanudó la generación de energía, se ha demostrado que la presión del
presidente Santos al Juez Rubiano para que ordenara prender El Quimbo, bajo
amenaza de racionamiento e incremento del precio de la energía si no se
generaban los 400 Megavatios era absolutamente falsa. Hoy la represa opera con
una carga mínima de 84 MGW que se traduce en 90 metros cúbicos de agua para no
crear mayores afectaciones ambientales al recurso hídrico e incrementar la
mortandad de peces en la Central de Betania. Para la compañía, el mayor nivel
de oxígeno entregado a este embalse ha sido superior a los 4 miligramos por
litro. El valor contraría las estimaciones de los piscicultores, “quienes
aseguraron que tras la reanudación de la represa, estos bajaron cerca de un
punto llegando aproximadamente a los 3.5,por debajo de los niveles permisibles
por la legislación ambiental”.
Asoquimbo, concluida la
movilización de pescadores artesanales el 12 de enero de 2016, solicitó
mediante Memorial al Tribunal Administrativo se ratifique la medida
cautelar de prohibición de generación de energía por parte de Emgesa, se ordene
desocupar el embalse de El Quimbo para que se haga efectivo el retiro del
material forestal y la biomasa garantizando el flujo natural del Río Magdalena
y se convoque a un grupo independiente e interdisciplinario de expertos con el
propósito de evaluar los daños económicos, sociales, ambientales y culturales
ya causados y los que se generarían de continuar con la generación de energía y
decidir cuidadosamente con fundamento en los estudios técnicos, ponderando
beneficios y costos ambientales y regionales y respetando la ley y los derechos
de las comunidades.
Cabe destacar que el proceso de
resistencia adelantado durante 7 años por Asoquimbo, con el acompañamiento del
Movimiento Colombiano por la Defensa del Territorio y afectados por Represas
¡Rios Vivos” ha logrado demostrar que el Estado Colombiano y sus poderes
públicos están al servicio de las corporaciones transnacionales y la necesidad
de articular todas las resistencias contra el modelo extractivista,
financierista por despojo y trabajar en “la perspectiva de la soberanía
energética, en la que prime el bienestar general sobre el lucro individual, en
el que se recupere la generación de energía como bien social y general no como
un negocio particular, en el que se otorgue prioridad al desarrollo de fuentes
de energía bajo gestión comunitaria que otorguen independencia y eficiencia, en
el que se priorice la reducción del consumo en lugar del despilfarro, en el que
no se inunden espacios de producción de vida, de agua y de comida, en el que no
se deforeste y no se revictimice a una población históricamente agobiada por el
conflicto armado colombiano”.
jueves, 21 de enero de 2016
La política económica necesaria
El Gobierno venezolano acaba de designar un equipo económico con algunas caras nuevas y, al mismo tiempo, propuso un Consejo Nacional de Economía Productiva y finalmente, declaró un estado de Emergencia Económica, basado -esto último- en sus atribuciones constitucionales.
La lucha por la hegemonía y el control de la conducción de la política económica es, en Venezuela, uno de las aspectos más resaltante de estos días. La derecha desempolvó su arsenal neoliberal, con poca creatividad y originalidad, y ahora controla la Asamblea Nacional con el poder de modificar leyes y destituir ministros. Su intensión es restaurar el sistema político que le garantizaba el control absoluto de los capitalistas del aparato del Estado y del gobierno. Su estrategia es lograr acortar la duración del período presidencial de Nicolás Maduro, apoyándose en un desgaste de su apoyo político popular.
Estamos frente a un dilema, ya que la derecha quiere que el gobierno asuma el costo político del ajuste macroeconómico para terminar de enterrar moralmente el ejemplo que durante estos 16 años desplegó el chavismo. Por otro lado, el Gobierno y la dirigencia política chavista debe dar señales de capacidad en la toma de decisiones, y de coherencia con los principios de defensa de los intereses populares. Si el gobierno asume un ajuste macroeconómico tradicional, será su epitafio. El impacto sobre las condiciones de vida de los trabajadores y la incoherencia con el discurso que promueve el socialismo, se convertirán en el entierro político de la actual dirigencia y un grave revés para el proceso revolucionario.
Si el Gobierno no toma decisiones contundentes seguirá perdiendo credibilidad como la ha venido haciendo en este último año.
Desde el Ejecutivo, la elección de la composición del equipo económico fue una decisión que combinó tanto el reparto de poder entre los diferentes grupos que cohabitan la actual dirigencia política del chavismo, como la necesidad de colocar a gente con profundidad conceptual y criterios estratégicos radicales, aunque con escasa experiencia gubernamental.
Por primera vez, desde que se inició el período del presidente Maduro, surgen enfoques claramente diferenciados dentro del chavismo, sobre cómo abordar la actual coyuntura económica. Resalta que, en algunas de las propuestas (como la de Víctor Álvarez y Rodolfo Sanz), a pesar de los contornos aparentemente “revolucionarios” (Sanz llega al cinismo de citar a Engels), recurren a las visiones convencionales, más cercanas a la perspectiva conservadora del pensamiento económico hegemónico, apuntando a lo que se ha mal denominado el “pragmatismo” en política económica que, en este caso, encubre un proceso de negociación de una posible transición política con los factores del gran capital nacional y trasnacional.
Estos agentes buscan la privatización, la apertura incondicional a la inversión extranjera, y posicionar la idea que el chavismo fue un error absoluto en términos económicos. Ninguna de estas propuestas menciona la responsabilidad del capital financiero, especialmente la participación de la banca nacional en el proceso de desestabilización económica. La conveniencia y la complicidad se hacen funcionales con la necesidad de preservar los privilegios logrados en el disfrute de “las mieles del poder”.
En este sentido, la discusión se tornó altamente relevante, porque tiene de fondo una confrontación que está cargada de visiones con intereses contrarios a los intereses populares.
Más de uno estará pensando, a esta altura, que lo importante es resolver los problemas concretos que está atravesando la economía venezolana, especialmente los problemas económicos que sufre el pueblo, tal como la inflación y escasez. Que, en ese mismo sentido, estará pensando “no es tiempo de reflexión” (o de diagnósticos) sino de acción (de medidas concretas). Pero resulta que las decisiones concretas necesitan de una visión estratégica para continuar la transición al socialismo. Las decisiones concretas suelen estar impregnadas de ideología y de una concepción del mundo que bien puede ser la de los sectores económicos dominantes.
Con el objeto de dar una contribución a la discusión sobre la orientación de la política económica, a continuación enunciamos algunos criterios estratégicos y medidas de política económica.
a) Criterios estratégicos para una política económica necesaria
- La medidas de ajuste no las debe pagar el pueblo trabajador, la deben pagar los capitalistas
- La política económica no debe disminuir la soberanía ni la independencia nacional, debe reafirmar la capacidad del gobierno para: 1) manejo de la renta petrolera (mantener el control de PDVSA y de la distribución de divisas); 2) defensa de las actividades productivas estratégicas que actualmente están en manos del Estado (banca, industrias básicas, comercio y servicios de salud, transporte y telecomunicaciones, electricidad, educación); 3) defender los derechos laborales, especialmente la estabilidad laboral y la remuneración justa; 4) mantener y perfección la supervisión y regulación por parte del Estado de las actividades financieras (especialmente bancarias), comerciales y productivas, evitando la acción de los monopolios, la especulación cambiaria y financiera y la fuga de capitales.
- El financiamiento de la brecha externa (por la caída de los precios del petróleo) debe hacerse evitando aumentar el endeudamiento externo con el capital financiero especulativo y evitando la penetración de la inversión transnacional
- La política económica debe incorporar como protagonista principal los trabajadores y a aquellos productores (artesanales, manufactureros, agrícolas) que estén dispuestos a defender la soberanía nacional promoviendo el fortalecimiento del mercado interno y la producción nacional. Esta incorporación debe expresarse en mecanismos de participación: mesas de consulta; elaboración de una política económica desde abajo; un consejo económico donde se presenten las propuestas productivas sectoriales
b) Medidas de coyuntura.
Las medidas de coyuntura se dividen en dos niveles. Las primeras se refieren a medidas para rescatar la credibilidad y legitimidad del en la gobernabilidad revolucionaria. Las segundas se refieren a medidas concretas en los tradicionales nodos de la política económica
b.1. Recuperar la credibilidad y las expectativas revolucionarias
1) Destitución del directorio del BCV y nombramiento de un directorio formado por personas que: a) estén capacitados profesionalmente; b) que tengan solvencia ética y moral; 3) que al menos uno de sus miembros sea representante de los trabajadores y de las organizaciones populares; 4) que no tengan vinculación (directa, indirecta o encubierta) con la banca (nacional e internacional) ni con el resto de los grupos económicos dominantes.
2) Solicitar una revisión de la situación patrimonial de los presidentes, ministros, directores, viceministros y gerentes (o los cargos equivalentes) que han estado a cargo de las empresas públicas, organismos públicos y ministerios del área económica (en los últimos 13 años), especialmente la CVG, BANCOEX, BANDES, FONDEN, BCV, BANFOANDES, Banco Agrícola, Ministerio de Finanzas, Ministerio de Alimentación, Ministerio de Agricultura, Ministerio de Industria y Comercio (, y PDVSA.
3) Solicitar una investigación a los grupos económicos, por la fuga de capitales y la manipulación del endeudamiento externo. Especialmente, determinar la responsabilidad de la banca nacional (privada y pública) en la especulación cambiaria, la manipulación de los bonos en dólares y la fuga de capitales. Esta investigación debe establecer responsabilidades, con nombres y apellidos, de aquellos que hasta ahora no han sido mencionados en las propuestas de auditoría de la derecha, ni de la llamada “izquierda chavista crítica”. Por ejemplo, investigar de dónde sacó Banesco recursos (de al menos de 4.000 millones de dólares) para comprar bancos en el exterior; de dónde los sacó el BOD para la adquisición y fusión con Corpbanca y de dónde iba a sacar el BOD, los miles de millones de dólares para comprar el Banco Santander (antiguo Banco de Venezuela) cuando Chávez paró la negociación y mandó a nacionalizarlo.
4) Solicitar a la autoridad fiscal una averiguación para detectar los paraísos fiscales de estos grupos económicos. Activar los tratados de doble tributación.
5) Sustituir la actual directiva del SENIAT, de la Tesorería Nacional y de la Gerencia de Finanzas de PDVSA y colocar a personas con alta solvencia ética y capacidad profesional
6) Centralizar el manejo de tesorería de los Fondos del Estado, especialmente BANDES, BANCOEX, FONDEN y otros Fondos. No pueden seguir actuando descoordinadamente
7) Reactivar la Comisión Central de Planificación y sacarla de la sepultura donde la metieron los castas que dentro del gobierno han acumulado recursos financieros con el manejo de contratos de proyectos de inversión. Además de permitir Jerarquizar y priorizar las inversiones en sintonía con una política de uso racional de los ingresos fiscales
El pueblo está consciente que la corrupción y el manejo personal del poder, no es solo un atributo de los representantes de la IV República, sino que algunos autodenominados “hijos” de Chávez, son fruta podrida involucrados en un proceso de acumulación originaria basado en la apropiación delictiva de los recursos públicos. Si se desea realmente hacer revolución, hay que limpiar el camino de la escoria que hace perder la fe y la esperanza en la revolución socialista.
b.2. Medidas de política económica
1) Establecer una meta de recuperación del nivel de reservas internacionales a través de: a) Establecer una meta de producción y venta de oro al BCV; b) manejo de pasivos y activos externos; y, c) racionalización en la administración de divisas
2) Recomponer el Control de Cambio bajo un esquema más flexible pero más fuerte. Eso significa establecer un sistema de administración de divisas que esté integrado a los siguientes subsistemas: a) una mejora de la supervisión aduanera y fiscal (SENIAT); b) que se apoye en un sistema de precios referenciales; y, c) el sistema de inmigración.
3) Desarrollar un sistema de control de salidas de capitales. El control de cambio no es suficiente para controlar la salida de capitales. El falso el supuesto que con solo el control de cambios se evita la fuga de capitales.
4) Proponer una meta de producción agrícola, especialmente aquellos rubros vegetales sensibles como las hortalizas, cebollas, pimentón, tomate, papa, plátanos, cambures, caraota, maíz y otros que consideren necesarios
4) Proponer una meta de producción y una limitación de importación de rubros animales que se consideren necesarios para la dieta necesaria de proteínas.
5) Convocar y garantizar la participación de los productores agrícolas (en todos sus niveles) y de las experiencias agroecológicas, comunales y de la economía social
6) Apoyar de forma masiva y con apoyo tecnológico la iniciativa de la agricultura urbana. Realizar una campaña de difusión hacia la población
7) Retomar el programa de Compras Gubernamentales y el Programa de Sustitución Eficiente de Importaciones, con el esquema y la metodología aplicada en los años 2004-2005. Evitando que se convierta en un mecanismo de apropiación de los grandes monopolios privados.
8) Canalizar los recursos de la banca pública y privada hacia estas actividades y hacia esos rubros
9) Establecer un estricta regulación, supervisión y control a las actividades de la banca privada y pública a través del marco legal y normativo vigente.
10) Solicitar financiamiento a la balanza de pagos, para fortalecer las reservas internacionales, al grupo de los BRICS
11) No seguir comprometiendo financiamiento para proyectos de inversión sin antes hacer una jerarquización y priorización de los mismos.
12) Activar a la Comisión Central de Planificación colocándola bajo el mando de la Vicepresidencia Económica y evitando que los cualquiera de los grupos que hoy comparten el gobierno la controle.
13) Convocar y establecer una mesa de coordinación con los sectores productivos de comercialización y establecer metas de distribución y producción.
14) Retomar seriamente las propuestas de integración regional, especialmente las propuestas de integración productiva, financiera y económica en general. Superar la retórica de la integración con la práctica de la integración.
En esta lucha por la hegemonía y el control de la conducción de la política económica, ganará quien logre en el corto plazo conquistar las expectativas, bien sea hacia la revolución o hacia la restauración. Curiosamente una situación que actualmente se presenta como colapso del proceso revolucionario y de la economía, puede convertirse en una situación donde se retome la iniciativa hacia la senda popular, independiente y revolucionaria.
Simón Andrés Zúñiga
lunes, 18 de enero de 2016
La desigualdad radica en la acumulación económica de unos pocos
Economistas
estadounidenses de diversa orientación política han estado opinando en estos
días acerca del nuevo libro de Robert Reich titulado Salvando al capitalismo:
para los muchos, no para los pocos, presentado en la Revista de Libros de Nueva
York el 17 de diciembre de 2015.
Para
Paul Krugman fue gratificante constatar la sinceridad descarnada que expresa el
título de libro de Reich porque “salvar el capitalismo” implica que el
capitalismo está contra las cuerdas, o sea, en peligro de extinción,
“consideración en la que creo, saludo y comparto”. El marxista Zoltan Zigedy
señala que Robert Reich, Paul Krugman y Joseph Stiglitz comparten altos logros
en la economía académica y constituyen un triunvirato intelectual no marxista
bien informando. Aunque ellos no estén de acuerdo en todo, comparten un
conjunto básico de creencias en la viabilidad del capitalismo y su necesidad de
reforma. No obstante es raro ver a algunos sugiriendo manifiestamente la
urgencia de salvar el orden burgués.
La
urgencia deriva del espectacular aumento de la desigualdad económica en los
principales países capitalistas, particularmente en Estados Unidos. Krugman
confiesa que la desigualdad era una cuestión que Reich y él “empezaron a tomar
en serio” ya hace veinticinco años. “Pero creo que es justo decir que no
tomamos en serio ese crecimiento de la desigualdad como una característica
estructural del capitalismo hasta que apareció el importante trabajo de Thomas
Piketty hace dos años”.
Según
Zigedy, los economistas no marxistas Krugman y Reich han modificado su
interpretación de las causas del crecimiento de la desigualdad durante las
últimas décadas. Krugman, afirma Zigedy, describe un capitalismo desarrollado
actual que se asemeja al capitalismo que los marxistas vienen describiendo
desde hace más de medio siglo.
Hace
décadas, los economistas liberales sostenían que el aumento de la desigualdad
era resultado de que había sectores de la clase obrera que no reunían los
requisitos tecnológicos o carecían de las habilidades exigidas por el “cambio
tecnológico basado en la habilidad” (SBTC, por sus siglas en inglés). La
educación era vista por ellos como el gran nivelador, estabilizador de la
riqueza y el avance de los atrasados. Pero con la actual ruptura de la
correlación ente nivel de educación y compensación, todos rechazan el SBTC como
explicación adecuada y clave para detener el crecimiento de la desigualdad. El
aumento del número de graduados universitarios abrumados de deudas rompió esa
ilusión. Así, Krugman sustituye la explicación tecnológica para el crecimiento
de la desigualdad, por algo que es eje central del estudio de Reich, el poderío
monopólico. Es la concentración del poder económico en manos de pocos jugadores
corporativos lo que lleva al aumento de la desigualdad económica. Según Krugman
y Reich: “… es evidente que nuestra economía se asienta mucho más en los
monopolios y oligopolios que en la competencia atomística.”
Zigady pregunta ¿Por qué Reich y Krugman tardaron tanto tiempo en llegar en esta consideración a la que Lenin arribó hace más de cien años? Escritores marxistas como Paul Baran y Paul Sweezy dedicaron hace casi cincuenta años un influyente libro al capitalismo monopolista.
Así,
los economistas no marxistas y sus aliados políticos hasta hace poco desdeñaban
el concepto de poder de monopolio, que los marxistas han hecho pieza central de
sus análisis.
Pero
Krugman y Reich revelan otros acoplamientos cruciales: entre el poder político
y el poder económico (poder monopólico) y los del mercado con el poder
político. Ellos observan que el poder monopólico es sostenido, protegido y
ampliado por actores políticos, así como que los actores políticos son
seleccionados, alimentados y guiados por el poder de monopolio. Esto crea un
preocupante problema para aquellos que buscan la reforma del capitalismo.
Para
los marxistas, la concentración engendra necesariamente capitalismo de monopolio,
que posteriormente se funde con el Estado, creando una síntesis que convierte a
las normas del Estado en policías en el terreno económico encargados de
maximizar la viabilidad y el éxito del capital monopolista.
Nada
demuestra mejor ese maridaje que los rescates de las mega-corporaciones
(“supuestamente demasiado grandes para quebrar”) ante las crisis y el evidente
incremento del dominio del capital monopolista en el sistema político de dos
partidos que rige en Estados Unidos.
Manuel
Yepe
El Petroleo y sus implicaciones político estratégicas afixian países.
Cuando se trata de las noticias
sobre Arabia Saudí, la ejecución de Nimr al-Nimr –clérigo chiíta opositor– ha
encabezado recientemente los titulares de la prensa; poco asombro ha habido.
Está claro que el avejentado rey Salman bin Abdulaziz al-Saud y su hijo
favorito –de 30 años–, Mohammed bin Salman, el nuevo ministro de Defensa que ya
ha involucrado a su país en una clásica guerra-atolladero en Yemen, han hecho
todo lo posible para que la muerte del clérigo se convierta en una provocación
regional.
El nuevo liderazgo saudí incluso rechazó entregar el cuerpo del
ejecutado a sus familiares para que lo sepultaran y en cambio lo enterró junto
con los más de 40 sospechosos de ser terroristas de al-Qaeda ajusticiados al
mismo tiempo. En otras palabras, después de muerto, al-Nimr fue dejado en
incómoda compañía. Esto puede ser interpretado como un insulto que va más allá
de su sepultura. El provocativo mensaje escondido en el anuncio de su ejecución
es tan obvio que Irán, donde predomina el chiísmo, muchedumbres de seguidores
de la línea dura religiosa en ese país (con sus propias políticas de horrendas
ejecuciones) se apresuraron a incendiar la embajada Saudí en Teherán. En los
días que siguieron, mientras los saudíes rompían relaciones diplomáticas con
Irán, acabó una fracasada tregua en Yemen (rápidamente, durante el bombardeo a
ciegas de una casa fue alcanzada también la embajada iraní en Saná) y Arabia
Saudí llamó a los países vecinos de profesión sunní para que también rompieran
sus vínculos con Irán o al menos los redujeran; toda la exasperada región fue
noticia a medida que crecían los temores de una guerra.
El 10 de septiembre de 2001,
¿presagiaría alguien que el corazón petrolero del planeta se convertiría en una
década y media en una airada mezcolanza de países fallidos, feroces luchas
sectarias y étnicas, diseminación de grupos terroristas y el primer “califato”
de la historia? Si en una reunión de entendidos y expertos usted hubiese
sugerido que Arabia Saudí, uno de los países más estables del mundo, un día
podía empezar a perder cohesión, Libia colapsaría, Siria dejaría de existir e
Iraq se transformaría en una tierra partida en tres, habría hecho reír a todos.
Por eso, la reciente intensificación de tal estado de situación, que involucra
a dos países con enormes reservas de energías fósiles es sin duda una noticia
importante, aunque no quizá la más importante de la región.
Mi propio pronóstico podría ser
una historia que pasó mayormente desapercibida en Estados Unidos. Sentada
encima de una de las reservas de crudo más grandes del planeta y obteniendo el
73 por ciento de sus ingresos de la venta de petróleo (estos ingresos han
bajado un 23 por ciento este año), la familia real saudí acaba de aumentar un
40 por ciento el precio de la gasolina en el surtidor. A pesar de que para los
estándares internacionales continúa siendo baratísima, este hecho –que es como
cobrar por el agua salada en medio del océano – es un indicador de
que está pasando algo sorprendente. Tenga en cuenta que los gobernantes de esa
monarquía están pensando en recortar en los próximos años otros subsidios
similares: “electricidad, agua, gasóleo y kerosene”. Para decirlo de otro modo,
el mayor productor de petróleo, un país de una riqueza asombrosa (y reservas de
divisas extranjeras,) ya no se siente cómodo regalando la gasolina a su
población, a pesar incluso de que esto forma parte de un arreglo al que se
llegó hace muchos años para asegurar la paz en el reino.
El porqué de esto poco tiene que
ver con Irán, Siria, Yemen, Iraq o el Estado Islámico. El problema es más
fundamental, tal como nos lo explica Michael T. Klare, experto en energía e
integrante regular deTomDispatch. El problema es el precio del crudo, que
en los últimos 18 meses ha caído en picado. En cierto sentido, el negocio del
petróleo –con su constelación de gigantescas empresas de la energía, hasta hace
poco tiempo entre las más rentables de la historia, y sus países productores,
que hasta muy recientemente marchaban muy bien– puede acabar siendo, en
relación con los recursos naturales, el equivalente a un estado fallido; como
Klare lo expone palmariamente, la cambiante economía del petróleo transformará
el rostro político de nuestro planeta. Por lo tanto, no quite el ojo de Arabia
Saudí. Ciertamente, las cosas podrían ponerse muy feas allí.
* * *
Agitación política en un tiempo
de bajos precios de la energía
Mientras acababa 2015, muchas
empresas de la energía en el mundo estaban rezando para que el precio de crudo
rebotara en el fondo del abismo, restaurando así la normalidad de los últimos
50 años: un mundo centrado en el petróleo. Sin embargo, todo indica que en 2016
continuará la depreciación del “oro negro”; de hecho, esta tendencia podría
mantenerse en la segunda década del siglo y aún más allá. Dada la centralidad
del petróleo (y de los beneficios económicos que el crudo produce) en la
ecuación de poder mundial, esta situación se traducirá en una profunda reorganización
del orden político, una reorganización en la que países productores de petróleo
–desde Arabia Saudí hasta Rusia– perderán importancia y peso geopolítico.
Pongamos las cosas en
perspectiva: no hace tanto tiempo –en junio de 2014, para ser más exactos– el
petróleo Brent, referencia mundial para el crudo, se vendía a 115 dólares el
barril. En ese entonces, los analistas del ramo de la energía supusieron que en
el largo plazo el precio se mantendría bien por encima de los 100 dólares y que
podía subir poco a poco a niveles todavía más impensables. Estos presagios
animaron a las empresas petroleras más grandes para invertir miles de millones
de dólares en lo que dio en llamarse reservas “no convencionales”: el petróleo
en el Ártico, las arenas bituminosas de Canadá, las reservas marinas a gran
profundidad y el petróleo en formaciones de roca de esquisto (shale). En ese
momento, parecía obvio que cualesquiera que fuesen los problemas técnicos y los
costos de extracción, más temprano que tarde esas reservas de crudo
proporcionarían excelentes beneficios. Importaba poco que el costo de
explotación de esas reservas pudiera llegar a los 50 dólares por barril, o más.
Sin embargo, ahora el crudo Brent
se está vendiendo a 33 dólares el barril, es decir, a la tercera parte del
precio que tenía hace 18 meses, el umbral de rentabilidad de cualquier
emprendimiento con “petróleo difícil”. Incluso peor, en un escenario facilitado
recientemente por la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas
en inglés), los precios podrían no alcanzar el nivel 50 a 60 dólares hasta los
años veinte de este siglo ni regresar a los 85 dólares el barril hasta 2040. En
el mundo de la energía, esto es equivalente a un monstruoso terremoto –un preciomoto–
que no solo condena muchos proyectos de “petróleo difícil” que ya están en
marcha sino también algunos otros de empresas (y gobiernos) que se han
arriesgado más allá de sus posibilidades.
La evolución actual del precio
del crudo tiene implicaciones obvias para las mayores empresas del sector y
todos los negocios secundarios –fabricación y provisión de equipo, operadores
de torres de perforación, transporte marítimo, empresas de catering, etcétera–
que dependen de ellas para su existencia. También amenaza con un profundo giro
en las vicisitudes geopolíticas de los principales países productores de
energía. Como resultado de ello, muchos de ellos, entre ellos Nigeria, Arabia
Saudí, Rusia y Venezuela ya están viviendo problemas económicos y políticos
(por ejemplo, las sacudidas por las que está pasando Nigeria por la caída del
precio del petróleo son una ayuda para el grupo terrorista Boko Haram).
Una tormenta perfecta
Generalmente, el precio del
petróleo se va para arriba cuando la economía mundial es robusta, la demanda
aumenta, los abastecedores bombean crudo al más alto nivel y la capacidad de
almacenar excedentes es escasa. Por el contrario, tienden a bajar –como ahora–
cuando la economía mundial se estanca o decae, la demanda de energía se
debilita, los abastecedores clave no son capaces de frenar la producción en
consonancia con la caída de la demanda, los excedentes de crudo se acumulan y
el abastecimiento futuro parece garantizado.
En los alegres años del boom del
ladrillo, los primeros de este siglo XXI, la economía mundial era próspera, la
demanda aumentaba sin cesar y muchos analistas presagiaron un inminente “pico”
en la producción mundial [de petróleo] al que seguiría una significativa
escasez. Lógicamente, el precio del Brent se puso por las nubes; en julio de
2008 llegó al record de 143 dólares por barril. Con la quiebra de Lehman
Brothers, el 15 de septiembre del mismo año y el consiguiente derrumbe de la
economía global, la demanda del petróleo se evaporó y ese diciembre el precio
bajó hasta los 34 dólares.
Con fábricas cerradas y millones
de trabajadores en el paro, la mayor parte de los analistas asumieron que los
precios permanecerían bajos durante cierto tiempo en el futuro. Por lo tanto,
imagine el lector la sorpresa del mundo del petrolero cuando, en octubre de 2009,
el crudo Brent subió hasta los 77 dólares el barril. Apenas dos años más tarde
–febrero de 2011–, otra vez superó el listón de los 100 dólares, donde
prácticamente se mantuvo hasta junio de 2014.
Eran varios los factores que
explicaban esta recuperación del precio del crudo, ninguno más importante que
lo que pasó en China, donde las autoridades decidieron estimular la economía y
para ello invirtieron con fuerza en infraestructura, sobre todo carreteras,
puentes y autopistas. Añádase la incitación a la posesión personal del coche en
la clase media urbana del país; el resultado fue un vigoroso aumento de la
demanda de combustibles. Según el gigante del petróleo BP, entre 2008 y 2013,
el consumo de petróleo en China dio un salto del 35 por ciento, de ocho millones
de barriles por día a los 10,8 millones. Y China no hizo más que mostrar el
camino: rápidamente, países en desarrollo como Brasil e India le siguieron
justamente en un momento en el que la extracción en muchos yacimientos de
petróleo convencional en el mundo había empezado a decaer. De ahí la carrera
hacia las reservas “no convencionales”.
Este era más o menos el panorama
a comienzos de 2014 cuando de pronto el péndulo del precio del crudo empezó a
oscilar en la dirección contraria, cuando la producción en los yacimientos no
convencionales de Estados Unidos y Canadá empezaba a hacer sentir su presencia
por todo lo alto. Súbitamente, la producción de crudo en EEUU, que había caído
de los 7,5 millones de barriles por día en enero de 1990 a apenas 5,5 millones
en enero de 2010, empezó a aumentar hasta llegar a unos sorprendentes 9,6
millones en julio de 2015. Casi todo el petróleo extra había sido extraído en
las formaciones “shale” de North Dakota y Texas. Canadá experimentó un salto
similar en la producción, debido a que la fuerte inversión en la explotación de
la arena bituminosa empezó a surtir efecto. Según BP la producción canadiense
de petróleo trepó desde los 3,2 millones de barriles por día en 2008 hasta los
4,3 millones en 2014. No olvidemos que la producción también se elevó en, entre
otros lugares, en las explotaciones profundas en el océano Atlántico, tanto en
Brasil como en el oeste de África, que justamente entonces entraban en liza. En
ese mismísimo momento, sorprendiendo a muchos, un Iraq destrozados por la
guerra consiguió levantar su producción en cerca de un millón de barriles
diarios.
La suma de todo esto fueron unos
guarismos asombrosos, pero la demanda ya se había quedado atrás. En buena
medida, el paquete de estímulos de China estaba agotado y la demanda de bienes
manufacturados chinos se estaba ralentizando, debido al débil o inexistente
crecimiento económico en Estados Unidos, Europa y Japón. De una impresionante
tasa de crecimiento anual del 10 por ciento en los 30 años anteriores, China
pasó a una tasa anual de un dígito. Pese a que se espera que la demanda de
petróleo de este país se mantenga en aumento, ya no será nada parecido al ritmo
de los últimos años.
Al mismo tiempo, el incremento de
la eficiencia en el uso de los combustibles en Estados Unidos –el principal
consumidor del mundo–, empezó a notarse en el panorama global de la energía. En
lo más álgido de la crisis económica de este país, cuando la administración
Obama rescató a General Motors y Chrysler, el presidente forzó un acuerdo con
las principales automotrices para establecer un conjunto de normas de
eficiencia que ha reducido notablemente la demanda de petróleo en EEUU. En el
marco de un plan anunciado por la Casa Blanca en 2012, la eficiencia media en
el uso de combustibles de los coches y vehículos ligeros fabricados en Estados
Unidos llegará en 2025 a 4,34 litros por cada 100 kilómetros recorridos [54,5
millas por galón], lo que redundará en una reducción de la expectativa de
consumo de petróleo del orden de los 12.000 millones de barriles de aquí a
entonces.
A mediados de 2014 estos
factores, y otros, han confluido para producir una “tormenta perfecta” en la
contención del precio [del crudo]. En ese momento, muchos analistas creían que,
como había pasado antes, los saudíes y sus aliados de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) responderían disminuyendo la producción para
sostener los precios. Sin embargo, el 27 de noviembre de 2014 –Día de Acción de
Gracias, en EEUU– la OPEP frustró esas expectativas, aprobando el mantenimiento
de los cupos de producción de los países de la organización. Un día después, el
precio del crudo cayó otros cuatro dólares; el resto es historia.
Una perspectiva deprimente
A principios de 2015, muchos
ejecutivos de las empresas petroleras tenían la esperanza de que esos datos
cambiaran pronto y que los precios volverían a subir. Pero acontecimientos
recientes han derrumbado esas expectativas.
Además de la continuación de la
desaceleración económica de China y el repentino aumento de la extracción en
América del Norte, el factor más significativo del poco prometedor panorama del
petróleo –que ahora se extiende sombríamente a todo el 2016 y más allá– es la
categórica resistencia saudí a cualquier propuesta de reducir su producción o
la de la OPEP. El pasado 4 de diciembre, por ejemplo, los integrantes de la
OPEP votaron una vez más a favor de mantener los cupos de producción en el
nivel actual y, al mismo tiempo, bajar el precio del crudo en otro 5 por
ciento. Como si esto no fuera suficiente, en estos momentos Arabia Saudí ha
aumentado su producción.
Se han dado varias razones para
explicar la resistencia de los saudíes a la reducción de la producción de
crudo, entre ellas el deseo de castigar a Irán y Rusia por su apoyo al régimen
de al Assad en Siria. Según el punto de vista de unos cuantos analistas de la
industria del petróleo, los saudíes se ven a sí mismos mejor posicionados que
sus rivales para aguantar un precio bajo en el largo plazo debido a su menor
costo de producción y a la protección dada por las enormes reservas de la OPEP.
Aunque la explicación más probable, que ya fue adelantada por los propios
saudíes, es que están tratando de mantener un contexto de precios en el que los
productores estadounidenses y otros operadores de crudo no convencional sean
expulsados del mercado. “No hay dudas sobre esto; la caída de los precios de
los últimos meses ha hecho que los inversores dejen de pensar en los
combustibles de alto costo de extracción, entre ellos el petróleo no convencional
de Estados Unidos, el de aguas profundas y los crudos pesados”, le dijo un
funcionario saudí a Financial Times la última primavera.
A pesar de los esfuerzos de los
saudíes, la mayor parte de los principales productores estadounidenses, se han
adaptado a un entorno de precios bajos, reduciendo costos de explotación y
abandonando las operaciones no redituables, aunque también muchas empresas más
pequeñas se han declarado en quiebra. Como resultado de todo esto, la
producción estadounidense de crudo, unos 9,2 millones de barriles por día, es
ligeramente mayor que la de hace un año.
En otras palabras, aun a 33
dólares el barril, la producción continúa superando a la demanda global y
parece muy poco probable que los precios aumenten en un futuro cercano.
Especialmente desde que, entre otras cosas, tanto Iraq como Irán continúan
incrementando su producción. Con el Estado Islámico perdiendo terreno poco a
poco en Iraq y la mayor parte de los yacimientos petrolíferos más importantes
todavía en manos del gobierno de Bagdad, se espera que la producción del país
continúe su espectacular crecimiento. De hecho, algunos analistas pronostican
que la producción iraquí podría triplicarse en los próximos 10 años desde los
actuales tres millones de barriles por día hasta los nueve millones.
Durante años la producción iraní
de petróleo ha estado maniatada por las sanciones impuestas por Washington y la
Unión Europea, que le impedían tanto exportar crudo como importar del mundo
occidental la más avanzada tecnología de perforación. Ahora, gracias al acuerdo
nuclear con Washington, esas sanciones se están levantando. Según la
Administración de información sobre la Energía de Estados Unidos (USEIA, por
sus siglas en inglés), la producción iraní podría alcanzar los 600.000 barriles
diarios en 2016 y aún más en los años siguientes.
Solo tres acontecimientos
posibles podrían alterar el actual contexto de precios para el petróleo: una
guerra en Oriente Medio que eliminara a uno o más de los principales
abastecedores de combustibles; que Arabia Saudí decidiera reducir su producción
para aumentar los precios; que se produjera un repentino aumento de la demanda
mundial.
La perspectiva de otra guerra
entre, digamos, Irán y Arabia Saudí –dos potencias que se odian en este mismo
momento– nunca se puede descartar; aunque no se cree que ninguno de ellos tenga
la capacidad ni el deseo de arriesgarse a acometer semejante empresa. Dada la
caída en picado de los ingresos del gobierno de Teherán, que los saudíes
decidan reducir la producción para incrementar los precios es algo más probable
antes que después; sin embargo, los saudíes han expresado más de una vez su
determinación respecto de no dar un paso en ese sentido, ya que eso
beneficiaría a los mismos productores que ellos quieren eliminar, es decir,
quienes explotan el crudo no convencional en Estados Unidos.
La eventualidad de un súbito
aumento de la demanda parece ciertamente improbable. No solo que la actividad
económica continúa ralentizándose en China y en muchas otras partes del planeta;
además hay un inconveniente que debería preocupar a los saudíes al menos tanto
como todo ese crudo no convencional que se está extrayendo en América del
Norte: el petróleo está empezando a perder parte de su atractivo.
Mientras los nuevos ricos de
China e India continúan comprando coches movidos por derivados del petróleo –si
bien es cierto no al ritmo vertiginoso que se predijo alguna vez– un cada vez
mayor número de consumidores de los países industriales tradicionales está
mostrando su preferencia por los coches híbridos o eléctricos, y por los medios
de transporte alternativos. Por otra parte, a medida que crece en todo el mundo
la preocupación por el cambio climático, cada vez más jóvenes urbanitas están
optando por una vida sin coches y se mueven en bicicleta o con el transporte
público. Además, el empleo de energías renovables –solar, eólica e hidráulica–
está en aumento y lo hará aún más rápidamente en este siglo.
Estas tendencias han propiciado
que algunos analistas presagien que la demanda global de petróleo pronto
llegará a un pico al que le seguirá un periodo de descenso del consumo. Amy
Miers Jaffe, director del programa de energía y sustentabilidad de la
Universidad de California, en Davis, ha sugerido que la combinación del
crecimiento de la urbanización y el avance tecnológico en materia de renovables
reducirá espectacularmente la demanda futura de crudo. “Cada vez más, las
ciudades de todo el mundo están tratando de conseguir el sistema más
inteligente de transporte público y al mismo tiempo penalizar y restringir el
uso del coche particular. Las nuevas generaciones de Occidente ya han optado
por la urbanización, la eliminación del viaje de cada día y el interés por la
propiedad del coche personal”, escribió ella el año pasado en el Wall Street
Journal.
Cambio de la ecuación mundial del
poder
Muchos países cuya obtención de
fondos depende en buena parte de la exportación de petróleo y gas natural y han
conseguido una gran influencia como exportadores de petróleo ya estás
experimentando una significativa erosión en su importancia relativa. Sus gobernantes,
reforzados en otros tiempos por los altos ingresos proporcionados por el
petróleo –lo que significaba dinero para gastar y comprar popularidad–, ahora
están cayendo en desgracia.
Es el caso de Nigeria, por
ejemplo, donde el 75 por ciento de sus ingresos provienen de la exportación de
crudo; de Rusia, el 50 por ciento; y de Venezuela, el 40 por ciento. Con el
petróleo a un tercio del precio que tenía hace 18 meses, los ingresos del
Tesoro en los tres países se han desplomado y, con ello, la posibilidad de
acometer iniciativas ambiciosas.
En Nigeria, la disminución del
gasto del Estado más la rampante corrupción han desprestigiado al gobierno del
presidente Goodluck Jonathan y dado lugar a la feroz insurgencia de Boko Haram,
haciendo que el electorado nigeriano lo abandonara en las últimas elecciones e
instalara en su lugar a un ex jefe militar, Muhammadu Buhari. Desde que asumió
su cargo, Buhari ha prometido acabar con la corrupción, aplastar a Boko Haram y
–en un claro signo de los tiempos– diversificar la economía para reducir la
dependencia del petróleo.
Venezuela ha pasado por un shock
político similar como consecuencia de la caída del precio del crudo. Cuando los
precios eran altos, el presidente Hugo Chávez utilizó dinero proveniente de
Petróleos de Venezuela S.A., la petrolera estatal, para construir viviendas y
distribuir otros beneficios entre los pobres y los trabajadores venezolanos,
consiguiendo así un gran apoyo popular para su Partido Socialista Unido de
Venezuela. También buscó el apoyo regional ofreciendo combustibles subsidiados
a países amigos como Cuba, Nicaragua y Bolivia. Después de la muerte de Chávez,
en marzo de 2013, su elegido sucesor, Nicolás Maduro, trató de prolongar esta
política, pero el petróleo no colaboró y, lógicamente, el apoyo público para él
mismo y el PSUV empezó a flaquear. El pasado 6 de diciembre, la oposición de
centro-derecha consiguió una victoria electoral y la mayoría de los escaños de
la Asamblea Nacional; ahora intenta desmantelar la “Revolución Bolivariana” de
Chávez, aunque los seguidores de Maduro han prometido una firme resistencia a
cualquier acción en ese sentido.
La situación de Rusia sigue
siendo algo más fluida. El presidente Vladimir Putin continúa gozando de un
amplio apoyo y popularidad y, desde Ucrania a Siria, ha estado moviéndose con
ambición en el frente internacional. Aun así, la caída del precio del petróleo
y las sanciones económicas impuestas por la UE y EEUU han empezado a avivar
algunas expresiones de descontento, entre ellas una manifestación de camioneros
de larga distancia por el aumento del peaje en las autopistas. Se espera que la
economía rusa sufra una importante contracción en 2016, y que esto afecte a la
calidad de vida de la clase media rusa y dispare un aumento de las manifestaciones
contra el gobierno. De hecho, algunos analistas creen que Putin se ha
arriesgado a intervenir en el enfrentamiento sirio en parte para desviar la
atención del deterioro de la economía nacional. También puede haberlo hecho
para crear una situación en la que la ayuda rusa para llegar a una solución
negociada de la cada día más enconada e internacionalizada guerra civil siria
pueda ser intercambiada por el levantamiento de las sanciones a Ucrania. De ser
así, es una jugada muy peligrosa; nadie –menos aún Putin– puede tener una
certidumbre sobre el resultado.
Arabia Saudí, el mayor exportador
mundial de petróleo, también ha sido sacudida, pero parece estar –de momento,
al menos– algo mejor posicionada para aguantar el impacto. Cuando el precio del
petróleo estaba alto, los saudíes mantuvieron escondidas sus reservas,
estimadas en 7,5 billones de dólares. Ahora, cuando el precio ha caído, han
echado mano a esas reservas para costear generosos gastos sociales destinados a
conjurar el malestar en el reino y para financiar su ambiciosa intervención en
la guerra civil en Yemen, que ya está empezando a parecerse al Vietnam de
Arabia Saudí. Sin embargo, durante el año pasado esas reservas han disminuido
en unos 90.000 millones de dólares y el gobierno ya está anunciando recortes en
el gasto público, lo que ha hecho que algunos observadores se pregunten durante
cuanto tiempo podrá la familia real contener el creciente descontento popular
en el país. Incluso si los saudíes fuesen a dar marcha atrás y limitar la producción
de petróleo del reino para que vuelvan a subir los precios, es poco probable
que esa producción fuese a aumentar lo suficiente como para sufragar las
actuales y generosas prioridades de gastos.
Otros importantes países
productores de crudo también se enfrentan con la perspectiva de agitación
política, entre ellos Argelia y Angola. Los líderes de ambos países han
conseguido el acostumbrado y engañoso nivel de estabilidad de los países de
producción de combustibles mediante la típica largueza gubernamental. Esta
situación se está agotando; eso significa que ambos países pueden verse ante
importantes retos internos.
Es necesario tener en cuenta que
sin duda los remezones producidos por el seísmo de los precios del petróleo
todavía no han alcanzado toda su magnitud. Por supuesto, algún día los precios
volverán a subir. Considerando la forma en que los inversores están cancelando
en todo el mundo proyectos en el rubro de la energía, eso es inevitable. Aun
así, en un planeta que está en camino de una revolución verde en relación con
la energía no hay ninguna seguridad de que alguna vez se recuperen los niveles
superiores a los 100 dólares que en otros tiempos se daban por sentado. Pase lo
que pase con el petróleo y los países que lo producen, el orden político del
planeta –que una vez descansaba sobre un precio elevado del crudo– está
condenado. Mientras esto puede significar penurias para algunos, especialmente
los ciudadanos de los países dependientes de la exportación de petróleo como
Rusia y Venezuela, es posible que ayude a allanar el camino de la transición a
un mundo movido por las energías renovables.
Introducción
de Tom Engelhardt.
Michael T. Klare , integrante regular de TomDispatch , es profesor de estudios sobre paz y seguridad mundial en el Instituto Hampshire