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PACIFISMO BURGUÉS Y PACIFISMO REVOLUCIONARIO
MARX: DIALÉCTICA, HISTORIA Y COLONIALISMOS
HISTORIA DEL MARXISMO:CLASE 1-INTRODUCCIÓN

REVOLUCIÓN FRANCESA


la Revolucion Francesa sigue constituyendo la base del orden político de todas las sociedades liberales-burguesas actuales. Fue un hito decisivo en la Historia de la humanidad y muchos de nuestros términos políticos actuales provienen de aquella época. Los conceptos de "libertad", "igualdad" y "fraternidad", los tres valores con los que los revolucionarios intentaron crear una nueva sociedad y una nueva política siguen conservando su atractivo emocional original. Otros términos mas mundanos, tales como la "izquierda" y la "derecha" política, y otras como "anarquista", "terrorista" y "burocrara" tambien se originaron en aquellos años.

No es de extrañar que los nobles, que habian sufrido la abolición del feudalismo y de sus derechos, pronto añorarían el Antiguo Regimen. Muchos de ellos emigraron e intentaron predisponer a los soberanos extranjeros en contra de la Asamblea Nacional. La inestabilidad económica provocada por la Revolución tambien causo dificultades a muchos campesinos y asalariados, mientras que los esfuerzos encaminados a reforzar las reformas religiosas solo lograron dividir al clero frances, negandose la mitad de ellos a jurar lealtad a la Constirucion civil del clero introducida en 1790-1.


En la Francia de finales del siglo XVIII, amplios sectores sociales deseaban cambios profundos. A lo largo del siglo se había producido una subida de los precios, un auge de los negocios y la industria. La burguesía conseguía elevados beneficios económicos, pero su progreso topaba con las reglamentaciones que interferían el libre comercio y la libre producción. Ademas, la ordenación estamental y los privilegios de sangre le impedían acceder al poder político. Animados por las nuevas ideas ilustradas, los burgueses reclamaban cambios políticos que acabasen con el intervencionismo estatal, los privilegios aristocráticos y el absolutismo.

Frente a la burguesía, una poderosa aristocracia se aferraba al viejo modelo feudal. Los privilegiados veían con preocupación como el alza de precios perjudicaba a quienes como ellos, vivían de rentas fijas y se esforzaban por consolidar y aumentar sus privilegios, oponiéndose ferozmente a cualquier intento de cambio.

En este contexto, una grave crisis económica acabo de complicar la situacion. Por un lado, las condiciones de vida del campesinado se vieron agravadas por el aumento de las cargas feudales como reaccion de los señores a la disminucion de sus ingresos. Ademas, las malas cosechas de la década de 1780 abocaron a la miseria a miles de familias y las protestas se multiplicaron. En la ciudad, el alza de los precios agrarios comportó la carestia de los productos,basico provocando el hambre y el malestar del pueblo. Por otro lado, una crisis industrial en 1786, originada en parte por la apertura del mercado francés a la concurrencia inglesa, trajo consigo el cierre de muchos talleres y fabricas y acentuó el paro entre los trabajadores. Las huelgas y los motines se incrementaron en visperas de la Revolución.

Finalmente, las finanzas reales estaban en una situación de déficit crónico debido, sobre todo, a que la aristocracia no pagaba impuestos y el Tercer Estado cargaba con todos los tributos. Cuando la participación de Francia en la guerra de independencia de EEUU (1776-1782) aumento los gastos, la hacienda francesa entro en bancarrota.

El problema religioso fue fundamental en la experiencia revolucionaria. La amortizacion de las tierras eclesiasticas, en noviembre de 1789, permitio a la Asamblea Nacional evitar la bancarrota estaral que habia precipitado la Revolucion.

Asimismo, estimulo un mayor apoyo de las clases medias al nuevo régimen, ya que dichas tierras se vendieran al mejor postor. Pero la maniobra tambien suscito criticas, fundamentalmente por parte del clero. El juramento eclesiastico era una forma rudimentaria de sondeo de la opinión pública, a traves del cual las comunidades presionaban a sus sacerdotes para que apoyaran, o rechazaran la Revolucion.

La geografía de la oposición a la Revolución trazada en 1791, formó los cimientos de una nueva geografía política que iba a mantenerse a lo largo de los siglos venideros.


La convocatoria de Estados Generales

Calonne, ministro de Luis XVI, propuso la contribución de la nobleza al pago de impuestos como úica medida para aliviar la situación. La nobleza se opuso radicalmente a las diversas peticiones de pago, alegando que solo los Estados Generales podían aprobar nuevas cargas fiscales. La rebelión nobiliaria provoco una grave crisis política y obligo al monarca Luis XVI, en 1788, a convocar los Estados Generales para el mes de mayo del ano siguiente. La situación de descontento general en Francia explica la intensa agitación política que se produjo para elegir a los representantes de cada estamento y para elaborar los denominados Cuadernos de Quejas,que recogían las peticiones al rey. Todos los cuadernos mostraban el descontento con la monarquía, pero los del Tercer Estado, ademas, incorporaban aspiraciones como la supresión de los derechos feudales o la abolición de privilegios, y propuestas revolucionarias  una Constitución, la soberanía de la nación y las libertades políticas.

Durante el invierno y la primavera de 1788-1789, los sectores mas ilustrados de la burguesía obtuvieron su primera reivindicación: contar en los Estados Generales con el mismo numero de representantes que la nobleza y el clero juntos. Esto era esencial para el desarrollo de una estrategia en la que los diputados del Tercer Estado se presentarían como los legítimos representantes de la nación francesa.

 La ruptura de julio de 1789 

Los Estados Generales se abrieron en Versalles el 5 de mayo de 1789. Las reuniones y deliberaciones se hacían, según la tradición, de forma separada por estamentos (nobleza, clero y Tercer Estado), y cada estamento tenia un único voto. La nobleza y el clero estaban seguros de imponer su voluntad, pero inmediatamente los representantes del Tercer Estado reclamaron la reunión conjunta de los estamentos y el voto por persona. Solo así podrían hacer valer su numero. El rey y los privilegiados se negaron a tal pretensión y las sesiones de los Estados Generales se suspendieron.

Los representantes del Tercer Estado, en claro desafío a Luis XVI, se reunieron el 20 de junio en un pabellón de Paris, el Jeu de Paume, se constituyeron en Asamblea Nacional y juraron no abandonar el lugar sin haber dotado a la nación de una Constitución que garantizase sus derechos. Con la adhesión de una parte del clero y de una minoría nobiliaria (Lafayette), llevaron la agitación a la calle, y con el apoyo popular, abrieron paso a la revolución. El monarca cedió a las demandas y los Estados Generales se transformaron en Asamblea Nacional Constituyente el 9 de julio. 

La llegada de unos 20 000 soldados a París alimentó la idea de una intervención militar para acabar con la Asamblea. Los diputados llamaron a la movilización, que culminó el 14 de julio con el asalto a la prisión de la Bastilla, símbolo del absolutismo.

En París y en muchos lugares de Francia, los revolucionarios formaron cuerpos armados de defensa, la llamada Guardia Nacional. Estas acciones consagraban la irrupción de las mas as en el proceso revolucionario y suponían una ruptura con el absolutismo. Las noticias de lo sucedido en París se propagaron por el campo francés y una verdadera revuelta antiseñorial, con episodios muy violentos, se extendió por toda Francia (Gran Miedo). Los campesinos se negaban a pagar las rentas, pedían el reparto de la tierra, atacaban castillos e incendiaban casas, campos y archivos señoriales. Asimismo, exigían el control de los productos de primera necesidad y el castigo de los especuladores y los funcionarios corruptos.

 La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)

Los diputados de la Asamblea Nacional Constituyente tenían que legislar para abolir el Antiguo Régimen, pero también debían satisfacer a una población que defendía la revolución con las armas y que, por primera vez, era protagonista de los cambios políticos. En primer lugar, se procedió a la abolición jurídica del feudalismo (decretos de 4 y 11 de agosto). Los estamentos, la servidumbre personal, los diezmos, las rentas y la justicia señoriales fueron suprimidos, si bien los campesinos debieron pagar una indemnización a los antiguos señores. En segundo lugar, se aprobó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (26 de agosto de 1789), que otorgaba a los franceses la condición de ciudadanos libres e iguales ante la ley, dotados de derechos naturales, políticos y de propiedad. Reconocía el derecho a la resistencia contra la opresión y estableció la soberanía de la nación, como expresión de la voluntad general.

Igualmente, se inició la redacción de una Constitución, que fue aprobada en septiembre de 1791. El texto constitucional definía una monarquía constitucional, basada en la división de poderes: el ejecutivo, en manos del rey, el legislativo, desempeñado por la Asamblea, y el judicial, gratuito y ejercido por jueces electos. Se mantuvo el derecho a veto del rey, que le permitía bloquear leyes, y se estableció el sufragio censitario e indirecto, que limitaba la participación a los ciudadanos activos (unos 4,5 millones), definidos por un determinado nivel de renta.

Se impuso una nueva división territorial (83 departamentos), se abolieron las aduanas interiores y se estableció la libertad de comercio. Se declaró a todos los ciudadanos iguales ante la fiscalidad y se aumentaron los impuestos directos sobre las fortunas y propiedades. Se garantizó la libertad de empresa y se prohibieron los gremios y cualquier asociación de empresarios o de trabajadores (Ley de Le Chapelier). Para resolver el déficit financiero, se llevó a cabo una desamortización (expropiación y venta de los bienes de la Iglesia) y, en contrapartida, el Estado aseguró el mantenimiento del culto y el clero. También se separó la Iglesia del Estado y se autorizó el divorcio. Una Constitución Civil del Clero (1790) impuso el juramento constitucional a los eclesiásticos y provocó la división entre los sacerdotes refractarios (que se negaban a jurar la Constitución) y los constitucionalistas.

La radicalización de la revolución: La caída de La monarquía (1791-1792)

El proceso revolucionario tuvo que hacer frente a la oposición de los privilegiados, contrarios a las reformas. Los nobles emigrados al extranjero y los eclesiásticos refractarios alentaban la intervención de las potencias europas para restablecer el Antiguo Régimen, especialmente de Austria, país de origen de la reina Maria Antonieta. Ademas, el frente patriótico, que en 1789 impulso la creación de la Asamblea Nacional, empezó a dividirse. Un grupo formado por los monárquicos liberales y la burguesía propietaria (constitucionalista intentaba frenar las conspiraciones de los absolutistas y, al mismo tiempo, demandaban medidas mas revolucionarias. Para ellos, la revolución había conseguido, las reformas de 1791, todos sus objetivos. Medidas como el derecho a veto rey, la obligación de rescatar los derechos feudales y el sufragio censitario mostraban la voluntad de este sector moderado de respetar la monarquia, el derecho a la propiedad e impedir el acceso a la política de los sectores populares.

Otro sector mas radical de la burguesía reclamaba una organización mas democratica de la vida política y reformas de tipo económico que beneficiasen a los desfavorecidos. En junio de 1791, un hecho vino a agravar la situación. La familia real intento fugarse de Francia para reunirse con las tropas austriacas e iniciar la invasión del pais, pero fue descubierta en Varennes y enviada de vuelta a Paris.

La difusión de la noticia desprestigió la monarquía ante el pueblo y radicalizó a sectores mas revolucionarios. En octubre de 1791, una vez elaborada la Consi6n, se eligió a los diputados del nuevo parlamento o Asamblea Legislativa. os de los nuevos diputados formaban parte de clubes o sociedades: a la derecha, el Club de los Feuillants; y a la izquierda, el de los Girondinos (Condor-  el de los Jacobinos (Robespierre, Saint.Just) y el de los Cordeliers (Hebert, smoulins). Ante la actitud reacia de la monarquia, los grupos mas radicales empezaron a reclamar la república.

El 20 de abril de 1792, la Asamblea decidió declarar la guerra a Austria, considerada el foco de la contrarrevolución. Las primeras acciones bélicas fueron desastrosas para los franceses, cuya oficialidad, formada básicamente por nobles, se pasó al enemigo. La amenaza de las tropas austriacas, dirigidas por Brunswick, sobre Paris, y la complicidad del monarca con el enemigo exasperaron los ánimos.

Los sans-culottes de Paris (artesanos, pequeños propietarios, tenderos, asalariariados) y los batallones de ciudadanos armados, que desde las provincias acudieron defender la capital, exigieron la abolición de la monarquía. La insurrección estaelñl  10 de agosto de 1792 con el asalto a las Tullerias, donde estaba refugiada familia real. El triunfo popular significó el arresto del rey y la convocatoria de ciones por sufragio universal masculino. 

Clubes y sociedades.

Los clubes o sociedades tuvieron un papel esencial en la revolución. Impulsaron el debate sobre los asuntos públicos y defendieron y popularizaron valores como la libertad, el concepto de ciudadanía y la soberanía nacional. Se organizaban por afinidades políticas y se consideran un antecedente de los partidos políticos. La escritora Olimpia de Gouges, Madame Roland y la actriz Claire Lacombe, entre otras mujeres, dirigieron clubes femeninos y propiciaron la elaboración de una Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791) como protesta por el hecho de que la revolución no les otorgase la igualdad de derechos.


La Convención Nacional: una república democrática (1792-1795)

La nueva Asamblea, ahora llamada Convención Nacional, se formo el 20 de septiembre de 1792, el dia de la batalla de Valmy, que supuso la primera victoria del nuevo ejercito republicano contra los absolutistas europeos. Su primera medida fue la abolición de la monarquía y la proclamación de la república.

La Convención Girondina. 

El gobierno estaba en manos de los girondinos, quienes adoptaron posiciones moderadas que disgustaron a las masas populares. En la Convención, una serie de problemas fueron enfrentando a los girondinos con los montaiñeses Jacobinos, cordeliers, etc.), convertidos en la voz de los mas radicales. En medio, numerosos diputados Oa Llanura) apoyaban a una u otra opción.

El primer problema era que hacer con el rey Luis XVl. Los girondinos eran partidarios de castigarlo por traición pero no querían procesarlo hasta que no acabara la guerra, temerosos de que su condena a muerte diera un carácter muy radical a la revolución. Los jacobinos querían procesarlo y la presión popular (sans culottes) obligo a juzgarlo y condenarlo: Luis XVl fue guillotinado el 21 de enero de 1793 y Maria Antonieta, algunos meses después. La ejecución del monarca acentuó las divisiones en la Convención y dio impulso a una coalición europea antirrevolucionaria (Austria, Prusia, España, Holanda e Inglaterra). Para frenar a los ejércitos coaligados, la Convención realizo nuevas levas obligatorias. La situación se agravo con la insurrección campesina del departamento de la Vendee, provocada por el hambre y las nuevas levas. Iniciada durante la primavera de 1793, fue animada por los curas refractarios y los nobles, que impulsaron la formación de un ejercito realista.

Mientras, en París, los sans-culottes reclamaban reformas sociales y económicas igualitarias ante la falta de alimentos, el acaparamiento y la especulación. Pero el gobierno girondino se negaba a tomar medidas. Los jacobinos creyeron que había llegado el momento de dar un golpe de timón y de llevar a cabo una experiencia nueva de gobierno social y democrático.

La convención jacobina: el Terror

La I República permanecio unida, pero pagando un precio muy alto. Francia quedo dividida en tres facciones que tendrían enormes repercusiones sobre su vida política posterior: los girondinos, el partido de derechas, partidario de la descentralización; los jacobinos, partidarios inflexibles de la centralizacion, cuyos instintos centralizadores fueron posteriormente adoptados por Napoleon, durante la III Republica; y los cordeliers (Marat), el grupo de la extrema izquierda.

Hacia mediados de 1793 el régimen tuvo que hacer frente a los ejerciros extranjeros que ocupaban Francia desde todos los frentes y a una guerra civil que se había desatado en el oeste y en el litoral mediterraneo. Esta grave crisis pudo finalmeme ser superada al fortalecerse la autoridad central siguiendo criterios jacobinos. 

En los últimos días de mayo y primeros de junio de 1793, con el apoyo de los sans-culottes en las calles, los jacobinos arrestaron y ejecutaron a algunos de los principales dirigentes girondinos e inauguraron la etapa de la Convención jacobina, la mas radical de la Revolución. Aprobaron una nueva Constitución (1793) que estableció la soberanía popular y el sufragio universal masculino.

Amparándose en la excepcionalidad de las circunstancias (guerra, contrarrevolucion, etc.) establecieron un gobierno revolucionario, que suspendió las garantías constitucionales e inicio una política conocida como el Terror, cuyo objetivo principal era acabar con los enemigos interiores y exteriores de la Revolución y satisfacer a los sectores populares mas radicalizados.

El Comité de Salvación Publica, controlado por Robespierre, concentro todos los poderes y tomo medidas excepcionales: detenciones, juicios expeditivos y ejecución de numerosos sospechosos de actitudes contrarias al proceso revolucionario, reorganización del ejercito y segunda leva en masa.

También se implantaron una serie de reformas sociales pedidas por los sans-culottes: redistribución de la propiedad agraria, precio máximo de los artículos de primera necesidad, castigo a los especuladores, abolición de la feudalidad y salarios mínimos. Ademas, se tomaron una serie de medidas para cambiar la sociedad francesa: se estableció la educación primaria con carácter gratuito y obligatorio (Ley Pelettier), se aprobó el establecimiento de un nuevo calendario, que marcaba el inicio de publicación (1792) como el año I de una nueva era, y se inició un proceso de descristianización, que impulsó festividades laicas y estableció el culto a la razón.

A principios de 1794 parecía que la república se había salvado: el ejercito vencia  al enemigo exterior y la población era auxiliada en sus necesidades. Sin embargo, los mas radicales (enrages) reclamaban todavía mayor igualdad, mientras que amplias capas de la burguesia moderada deseaban poner fin a las reformas Jacobinas. Ante las criticas, Robespierre y sus fieles (Saint-Just, Couthon) se aíslan y eliminaron a sus adversarios a la derecha o la izquierda practicando una sangrienta represión. Todos sus enemigos se unieron y consiguieron detenerlos y ejecutarlos el 10 Termidor del ano II (28 de julio de 1794).

La República Burguesa (1795-1799)

Tras la caída de los jacobinos se inició la tercera etapa de la Convención. que supuso el desmantelamiento de la legislación jacobina y el inicio de un lento proceso que situó a la burguesía conservadora como la gran beneficiaria de la revolución. Se aprobó una nueva Constitución (1795) que restableció el sufragio censitario, definió un nuevo poder ejecutivo, el Directorio, y estableció el legislativo dividido en dos cámaras, el Consejo de Ancianos y el Consejo de los Quinientos, de carácter muy conservador.

El Directorio reprimió con dureza las revueltas populares dirigidas por los sectores mas izquierdistas (sans-culottes y jacobinos), que defendían la continuidad de la revolución. Adquirió relevancia la Conspiración de los iguales, protagonizada por Babeuf, que pretendía establecer una sociedad igualitaria. La conspiración fue abortada y sus dirigentes, ejecutados. El Directorio también tuvo que enfrentarse a la reorganización del movimiento realista.

El mayor éxito de esta etapa fue la política exterior. La guerra contra las coaliciones europeas era favorable a Francia, sus fronteras se extendian hacia el Rin y Saboya, y su ejercito gozaba de gran prestigio. Ante las tensiones sociales, la inestabilidad y los problemas económicos, la burguesía empezó a pensar en el ejercito como la única posibilidad de mantener el orden social, consolidar las conquistas en el exterior y defender, al mismo tiempo, los principios revolucionarios de 1791.

El 18 Brumario (9 de noviembre de 1799), un joven general, Napoleon Bonaparte, protagonizó un golpe de Estado y accedió al poder, clausurando definitivamente la revolución e iniciando el Consulado.

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